A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

martes, 31 de julio de 2012

Inmóvil

Ronroneo de algún aparato que se confunde con la lluvia trasera al cristal, aire compacto que apenas permite respirar con facilidad, el crujir de los muebles provocado por el paso del tiempo, los ojos cerrados. 
Sientes el colchón bajo tu cuerpo, que se desplomó hace unas horas y no logra moverse de ninguna forma. Tan solo permanece inmóvil. 
Quizá te estés preguntando qué hora es, por el sencillo motivo de no haber escuchado el sonido del viejo despertador, o tal vez no lo recuerdes. 
Solo sabes que ha vuelto la monotonía de los días lluviosos de aquello que llaman primavera.



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