Hay veces que sientes que todo lo que había a tu alrededor desaparece, tu cuerpo empieza a paralizarse y sientes muy fuerte el latido de tu corazón en tu cabeza, como si fuera a estallar de un momento a otro. Te cuesta recordar que debes respirar cada segundo e incluso mantienes la vista fija en un punto que ni siquiera observas con el menor detenimiento. Tienes suerte si no te desplomas ahí mismo. Entonces es cuando algo muy dentro de ti te recuerda a gritos que luches, que no te rindas, que la vida no es fácil, que será difícil, pero merecerá la pena. Y te das cuanta de que tus ojos se encuentran empañados en lágrimas que no recuerdas nacer, y sin darte cuenta das un paso al frente y esbozas lo más parecido a una sonrisa, que te de ánimos para dar otro paso, y poco a poco, recuperar todo aquello que en un instante, diste por perdido.
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