Hay momentos que desearías congelar, o simplemente que no terminaran nunca, porque el nivel de felicidad supera cualquier pensamiento, cualquier sentimiento. Y te sientes tan afortunado que no cambiarías nada, te das cuenta de la suerte que tienes y de que hay cosas que no se escogen, solo te tocan, y tu eres un privilegiado. Todo esto pasa por tu mente en tan solo media milésima de segundo, cuando no te da ni tiempo para meditarlo, y tal vez vuelva a cruzar tu mente algún día. Cuando desees volver a retener un momento, y no en una fotografía, sino en el corazón.
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