A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

martes, 16 de marzo de 2021

Puedo leerlo en tus ojos cerrados, también.

El mar se oía de fondo, y aquel plan improvisado empezó a gustarme incluso antes de verte por primera vez. Mis patines volaban sobre el asfalto, mi reloj contaba los segundos que faltaban para encontrarme contigo. Y yo... sin saberlo. Sin saber que aquel día cambiaría el curso de los siguientes, sin saber que nuestros caminos se estaban a punto de cruzar... para siempre. Porque pase lo que pase yo ya no puedo estar sin pensarte, sin morir por verte, sin dar gracias a Dios por tenerte. Porque pase lo que pase yo sé que quiero estar contigo, tumbarme en tu regazo y que pasen las horas, riéndonos, hablando de todo, de nada, disfrutando del mejor silencio compartido.

Cocinar contigo, bailar contigo, pegar mi cara a la tuya, mis labios a los tuyos, que acaricies mis mejillas y un escalofrío me recuerde que cada segundo que pasa estoy más rendida a tus pies. Perderme en tu acento, en tus susurros mientras cierro los ojos recordándote que sí.... que te quiero tanto y apenas puedo decirlo con palabras cuando te tengo cerca. Pero yo sé que lo sabes... puedo leerlo en tus ojos cerrados también. 



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