Esa certeza de que todo irá bien, esa libertad que recorre mi cuerpo como un escalofrío lleno de adrenalina, cuando me tomas la mano y me llevas a cualquier parte. Esa sensación que lo pausa todo a mi alrededor cuando empezamos a bailar muy despacio, mirándonos a los ojos, como si el mundo hubiese terminado y nosotros siguiéramos flotando en el aire, sin darnos cuenta. Esa alegría inmensa de amanecer junto a ti, de despertar en mitad de la noche y oírte respirar bajito, a pocos centímetros de mi piel.
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