Encontrarte entre las olas de un mar feroz,
fue lo más bonito que me pasó en mucho tiempo.
Encontrarte allí, tan fuerte y frágil, tan lleno de vida...
me dejaste sin aliento.
El reloj corría y la curiosidad picaba más y más,
mis ganas de saber qué escondías,
detrás de esos ojos, detrás de esa paz, detrás de tu letal sonrisa.
Soñé con darte la mano y tumbarnos bajo las estrellas de un cielo que,
presentó a la luna antes de saborear el día.
De un cielo tan inmenso y tan real,
que deseé observar toda la vida.
Y así fueron creciendo...
Nuestras ganas de observarnos más de cerca,
de mirarnos a los ojos de manera más intensa,
de luchar contra el mundo,
de disfrutar cada segundo... sin que nadie lo impidiera.
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