A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

miércoles, 24 de marzo de 2021

En la misma dirección.

Aquel día fue mágico. Tu estabas radiante, sonreías con los ojos entreabiertos, con esa risa que tan loca me vuelve. El sol apenas se asomaba a primera hora de la mañana y tu y yo ya nos escapábamos a disfrutar de uno de los días más felices hasta entonces. Y las horas transcurrieron veloces, fundiéndose entre la nieve y los abrazos que nos dimos cada cuatro por ocho. Y tan felices, de habernos conocido, de haber coincidido en un camino que hasta entonces tuvimos que andar solos o acompañados de personas que nos harían aprender, pero no eran definitivas. Y por fin nuestros pasos se encontraban y podíamos bailar la misma música, en el mismo lugar... mirándonos a los ojos... para ir siempre juntos en la misma dirección. 


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