Tú y yo, rodábamos en direcciones distintas, en calles paralelas, en la misma ciudad. Tú y yo nos cruzábamos sin darnos cuenta, comprando en las mismas tiendas, sin prestar mucha atención a los demás. Tú y yo nos vimos, nos cruzamos, nos rozamos las miradas suavemente, sin saberlo, sin quererlo, sin buscarlo... Tú y yo nos conocimos con el tiempo, y el reloj fue muy muy lento, y el cielo nos embrujó. Bendita casualidad.
Y hoy no imagino mis días si tú no estás en ellos, hoy suspiro por perderme entre las yemas de tus dedos, entre las manecillas que recorren en silencio nuestro encuentro, entre las telas que tejemos con momentos... persiguiendo el mismo sueño.
Muriendo de amor por ti.