Es como aquel impulso que nunca recibí para la vida, es como las palabras que no, que nunca dije por miedo a que te marcharas, o a que te quedaras demasiado tiempo, no lo sé.
Es como las lágrimas que aún yacen en el fondo de mi alma, y sí, a veces las siento ahí, en el nudo de mi garganta, pero las vuelvo a enterrar en mis entrañas.
Es como los abrazos que nunca di, los besos que sellé en tu piel, solo con la mirada.
Es como que me dijeron que nunca diga nunca, pero sé que nada de eso vendrá, pues ni siquiera existe, pues se fue, pues solo existió en un rincón de mis esperanzas, de mis ilusiones, pero, silencio, es un secreto.
A contracorriente
Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.
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