La locura lo corroía, los celos teñían sus entrañas de dolor, pues eran cuchillos intensos y afilados que perforaban su pecho.
Se estremecía, sufriendo cada imagen de su imaginación, creando historias que apenas ocurrían fuera de su revuelta cabeza.
Haciendo del amor algo insano, con lo bello que puede ser.
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