Siento que desde que te fuiste el cielo es gris, y los pájaros emigraron a dondequiera que fueras.
Siento que aquel adiós que susurraron tus labios con tanto miedo y atrevimiento hoy me mata. Siento que desde que no estas aquí desfallezco, a pesar de que me quedé en el suelo para no derrumbarme tanto, y tener una excusa para poder ser más fuerte, o por lo menos creerlo. Siento que te llevaste mi corazón y ahora tengo un hueco vacío en el alma que lleva tu nombre y no para de sangrar.
Siento que el viento que hoy acaricia mi cara, grita que el amor me dejó sin blanca, en la estacada, de un frío cuento que jamás fue escrito.
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