Pero él contigo es distinto, otra persona, o tal vez, la verdadera e increíble persona que tiene dentro. Y se abre y te cuenta en voz bajita sus secretos, y tú le cuento los tuyos. Así, poco a poco, muy despacio, y os vais conociendo cada vez más, y enamorándoos por el camino sin daros cuenta. Y para entonces estáis estirados en cualquier lugar, de noche, y apoyados uno en el otro miráis el cielo, y os reís y habláis. Entonces llega ese silencio que dice más que mil palabras, ese que se llama amor, que se llama desear que ese momento no termine jamás, ese que es imposible. Pero él se incorpora y te besa los labios, con mucho cuidado, con más amor que nunca, y lees en el brillo de sus ojos, que desea hacerte su princesa.
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