A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

martes, 25 de febrero de 2014

Dime dónde.

¿Dónde? Dime dónde has estado el resto de mi vida, y dime porqué después de conocerte ya no puedo imaginarla sin ti. Dime porqué cuando sonríes me pierdo en tus labios, porqué sueño día y noche con tenerte entre mis brazos.  
Como aquellas escaleras que subíamos aquella tarde, cuando cada peldaño era una descarga sobre mi corazón que latía a toda prisa. Tranquila, solo te estás enamorando. ¿Solo? y se escapaba una de esas sonrisas tan peligrosas.
Cerremos los ojos e imaginemos una puesta de sol, un beso en la frente, el suave sonido de tu respirar en el silencio de palabras que callan para dar paso a la complicidad de una mirada. Y nuestras manos en tus bolsillos, y si te caes, yo caigo contigo.




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