A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

jueves, 20 de febrero de 2014

Sí, tú.

¿Pequeñas cosas que me hacen sonreír? Sí, tú. Tú y tus ganas de verme, tus abrazos, tus canciones, tus ojos sonriendo a través de un retrovisor. Corremos muy deprisa, y no me sueltes, que a tu lado pierdo el equilibrio entre tu risa y nuestras manos que juegan a no soltarse nunca. 
Como cuando te veo de repente y me gritas que corra a tu lado, que me estabas esperando. Como cuando cierro los ojos e imagino una mañana de invierno tocando la guitarra sobre el mar. Y el sol también nos sonreía, y las horas volaban tan deprisa que perdimos la noción del tiempo mientras sonaba alguna canción de aquellas que hoy me hacen sonreír al recordarte. Y sí, son pequeñas cosas. Y me hacen sonreír.




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