Y llega. Llega la noche en la que te encuentras en la cama con una sonrisa tonta, sin darte cuenta. Y empiezas a recordar cada momento del día a su lado, cada risa, cada mirada, cada palabra que te dejaba sin aliento.
Recuerdas cómo vuelan las horas, cómo vives en un mundo paralelo, cómo olvidas todo aquello que no tenga que ver con su sonrisa. Y que se entere el mundo que de amor también se puede vivir, porque volamos por encima de todo aquello que intente derribarnos, porque tomas mi mano y sé que no voy a caer. Ven, vayamos a contracorriente, que los soñadores somos increíbles.
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