PLAY ► Y empezaron a sonar las notas de aquella canción mientras observaba su sonrisa, sus ojos. Era él, y apenas podía creerlo. Decía que era el mismo de ayer, y tantos momentos estallaban en mi cabeza. Aguanta las lágrimas, insistía. Su voz, su todo. Y volvía a ser la princesa de sus sueños encantados, y él fue la respuesta a todos mis fracasos en su ausencia. Cada paso sin él, fue un continuo retroceso.
Y los segundos pasaban, y la música entraba en nosotros golpeando aquello tan enterrado, que cuando lo creímos muerto fue cuando estuvo más vivo, que cuando cerré los ojos, aumentaron mis latidos. Tan cerca y tan lejos, tan prohibido, tan deseado, tan... nosotros. Otra vez. Y las últimas notas, sonaron.
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