Que por la estúpida razón de ser tan nostálgica volví al lugar donde paseamos de manos aquella vez, donde me comías con los ojos, matándome de amor.
Pero ya no estabas ahí, y esa vez empecé a morir de melancolía, de no verte a mi lado, de sentir tan frías mis manos y tan vacíos mis ojos.
Recordé como tu rostro se recortaba entre aquellas calles que hoy se veían tan borrosas sin ti. Tu modo de sonreír, de hacerme sentir única, feliz, de lograr que deseara no despertar jamás de aquel sueño que parecía tan infinito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario