A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

lunes, 8 de julio de 2013

Dejarse llevar.

Tan difícil de dominar, y es que lo sentía tan dentro que apenas encontraba palabras para expresar lo que sentía. Y lo peor de todo es que no temía, que me lanzaba, que el vacío no era mi enemigo, que el peligro tal vez me llamaba, y mi corazón iba flechado. 
Y es que perdí la voluntad para no mirar en la profundidad de sus ojos, para no seguir el juego que se inició solo, así, sin palabras. 
Pero es que, ¿qué son las palabras cuando hay tanto sentimiento? Y fue entonces cuando entendí las historias de amores a primera vista, de saber que encajas antes de todo, de sentir y dejarse llevar, hacia él.


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