A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

martes, 9 de julio de 2013

Tú, callado.

Te vi. Tú. Callado, sentado, mirando un horizonte inexistente, perdiendo la mirada en pensamientos tan lejanos que apenas podía leer en tus ojos. 
De pronto, tu mirar se encuentra con el mío, y yo me asusto. Y tus ojos gritan a los míos, y mi corazón se altera. 
Tú y yo, imposible. No quiero entender qué comenta tu mirada, no quiero saber si tú también te preguntas qué veo en mi horizonte, o si quiero compartir el tuyo. Prefiero vivir sin saberlo, así, en la lejanía de desconocer qué esconde tu mirada.


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