Luego llegan las navidades. Recuerdas noche buena, la noche más mágica de las noches, cuando no te atreves a mover mi un músculo en la cama, por el simple miedo de que Santa Claus te oiga y no te deje ninguna sorpresa. Los nervios que recorrían tu cuerpo.
Pero el tiempo no espera, y pasan y pasan las horas, y cada día es un día más de vida, pero a la vez, es uno menos. Y cierras el álbum, y quizá cuando vuelvas a abrirlo, volverás a recordar lo mismo, volverás a ser pequeña de nuevo, inmersa en aquellas imágenes congeladas en el tiempo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario