Y no lo sabías. Pero lo necesitabas aunque lo desconocías. Y tampoco lo buscabas, pero llegó sin haberlo pedido. Y desde ese momento ya no puedes vivir sin su sonrisa, sin su voz, o sin algo que te haga pensar en él cada segundo que pasa. Porque ese alguien que algún día no fue nadie para ti, ahora lo es todo, ese todo que necesitabas cuando creías estar completa y en realidad solo eras un vaso vacío, y necesitabas ese agua para estar completo y para poder ser aquello para lo que naciste. Él, te completó, sin pedir nada a cambio, solo llegó a tu vida, y ya no la imaginas sin él.
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