Cuando ya lo has dado todo por perdido, cuando lo único que te queda es un lo siento, entonces, si realmente te importa aquello que estas perdiendo, lo das todo de ti, tanto das, que agotas todas tus fuerzas luchando por aquello que amas.
Él se iba, y yo mantenía mi triste mirada ahí, paralizada, observando sus dedos asomarse por la barandilla de la larga escalera de madera. Los pies, no respondían. Y fue entonces, piensas, y te das cuenta de que debes dejarlo todo, tan solo seguirlo, ya no puedes perder nada más, pues estas totalmente perdido.
Corres, deslizando tus zapatos por los fríos peldaños, en su búsqueda. No puede haber ido muy lejos. Alzas la vista una vez estás fuera. Nada. Lágrimas, de nuevo. De pronto le ves, se va, despacio y casi decididos, sus pasos se alejan. Corres tanto, solo piensas en alcanzarlo. Y por fin lo logras. Y tras muchas palabras, la ilusión que no esperabas, te abraza en su perfume.
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