A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

lunes, 11 de noviembre de 2013

Muchas noches más.

Estaba oscuro. Desperté y te oía respirar suavemente entre las finas sábanas de algodón. No pude evitar sonreír mientras palpaba tu brazo en mi cintura, que casi me dejaba sin respiración. No sabía cuanto tiempo llevábamos inmersos en nuestros sueños, pero deseé poder despertar sintiéndote a mi lado muchas noches más. 
Los suaves golpes de la lluvia acompañaban tu respirar desde fuera, desde el frío de mediados de noviembre, desde la luna llena que iluminaba tu rostro, colándose entre los pequeños hilos de la cortina que cubría la triste ventana. 
Empecé a tararear alguna canción de aquellas que hace tiempo que no escuchas, pero sigue en tu memoria. Cantaba muy bajito, y susurrando las pocas palabras que recordaba a tu oídos. Pronto, sonreíste. 

-Me encanta esa canción, tu voz, me encantas...

-Vaya... no quería despertarte, sigue soñando, que yo seguiré cantándote.

-No, no estoy seguro de haber despertado...



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