Cansancio. Los ojos se te van cerrando, debajo de esos párpados pesados, las piernas tiemblan desesperadas en busca de un lugar donde desfallecer, caer casi muertas y descansar... Pero no.
Debes seguir tu camino, unas pocas horas más.
El agotamiento te invade lentamente pero es muy fuerte y te cuesta hasta respirar. Nunca te rindas, valdrá la pena.
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