Cumpleaños. Sonríes frente aquella bonita tarta de magdalenas y chocolates, mientras las dos velas de cera se van consumiendo con el paso de los pesados y veloces segundos. Tanta ilusión y encanto en aquellas pequeñas mechas de las velitas, que bailan su fuego al compás del viento. Muchos deseos nublan tu mente, debes escoger tan solo uno. De pronto te sorprendes de nuevo con el mismo de cada año. Y cierras los ojos, apretando levemente los labios dejando escapar una cortina de aire que acaba con esas chispas de fuego, y se lleva volando tu deseo y toda la magia del momento. Ya has soplado las velas. Y con ese acto dicen que creces, uno más, casi no lo notas, ni siquiera te sientes más viejita, pero a partir de ese día, ya todo será diferente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario