A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

viernes, 8 de junio de 2012

Viajar a mundos que ni siquiera existen


No se podría definir. Solo tiene que suceder, y entonces te das cuenta que no, no se puede decir con palabras. Es como eso que siempre querías saber qué se sentía para poder explicarlo, pero cuando por fin lo sientes te es imposible describir. Porque es tan bonito, que no las hay, no hay palabras. Porque se podría convertir en adicción, porque algo tan pequeño puede significar tanto, porque a partir de ese momento el corazón pertenece a alguien que no eres tú, y lo peor de todo, es que no quieres que sea de otro modo. Y nunca te cansarías. No importa dónde, ni cuando, solo con quién, con él. Unos dicen que son solo cuatro letras, pero es algo tan bonito, que en los pocos segundos que dura, te hace viajar a mundos que ni siquiera existen, es aquello, aquello que alguien llamó un día, 'beso'.‏



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