A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

domingo, 10 de junio de 2012

Iba a cenar


Hay encuentros, salidas, momentos, y algo llamado citas, luego hay cenas, cines, y tantas partes de tu vida que amas recordar y sonreír. 
Ayer. Las nueve de la noche. Su calle. Su portal. Su timbre. Su voz. Iba a cenar. Solos. Él, yo, nosotros. 
- Hola amor, te esperaba. 
+ Hola amor! 
Él, me tapa los ojos con ambas manos. Vamos avanzando poco a poco por su recibidor. Me descubre los ojos, y veo aquel sueño hecho realidad. Poca luz, nuestra cena servida en una preciosa mesa de madera cubierta con un mantel rojo, una vela encendida. Y mi expresión de felicidad contenida por la sorpresa del momento. Él, observándome:  
- Esto es para ti.  
Y veo un paquete de muchos colores. Y hay demasiadas emociones. Y soy feliz. Y abro el paquete. Y me quiere, y yo lo amo. Y ese momento nunca se va a olvidar. 
Y cenamos. Y hablamos. Y nos miramos. Y el tiempo hace lo mismo de siempre, pasa veloz. 
Y la noche es nuestra, y la aprovechamos. Y me acompaña a casa. Y sonreímos. Y cuando ya se va, ya le echo de menos.



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