A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

lunes, 17 de marzo de 2014

Hate.

Odio las fotocopias de deberes en los que no hay márgenes para dibujar, odio las caras tristes que se refugian bajo paraguas gastados. Odio las cartas escritas y nunca enviadas, las palabras meditadas y nunca pronunciadas. Odio la envidia, los celos, los rencores, el orgullo. Odio las injusticias, el racismo, las preferencias inmerecidas, las amistades falsas, los corazones rotos.
Odio buscar la respuesta y saber que está en mi misma, saber cuál es, y hacer ver que no sé encontrarla. Odio el miedo. Odio las guerras, la violencia, las caras marcadas, los hombres llorando de tristeza. Odio que la gente diga que si llueve hace mal tiempo. 
Odio dormir con el teléfono en la mano buscando las señales de vida que le faltan a la mía.Odio la falta de confianza, los rumores, las cosas que se dan por sobreentendidas cuando no se entienden nada. Odio el rendirse antes de intentar, el valor que a veces se va por falta de éste mismo. Odio saber lo que pienso y no saber cómo decirlo. 
Odio esperar a que algo asome mi vida y no hacer más que ver cómo se aleja.Odio dos miradas que se evitan aún amándose, y la falta de coraje para declararse. Pero lo que más odio es odiar, pues solo creará más odio. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario