Gracias, sí. Por tanto sin querer nada a propósito, por robarle sonrisas a mis labios, por mirarme con la magia que quema y enciende el corazón. Gracias por andar con mis manos, reflejarte en mis ojos y hacerme llorar de emoción. Por despertar las mariposas de mi vida, sacudir el polvo de los recuerdos que duelen y mostrarme un horizonte por el cual luchar, contigo.
Gracias por no rendirte nunca, por ser siempre positivo, por agarrar fuerte la palabra 'esperanza' por mucho miedo que se entrometa en el camino.
Gracias por respetar y entender mis silencios, escuchar mis palabras y andar siempre a mi lado.
Pero sobre todo gracias, por hacerme creer en mi misma, y más que en mi, en nosotros, y en cómo dibujar en nuestra vida, los sueños que poco a poco construímos en el aire.
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