A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Azúcar bajo la almohada

Desperté con dolor de cabeza y un montón de recuerdos estallando en ella. Era invierno, un día de aquellos en los que sabes que algo especial va a ocurrir, y hasta olvidas ponerte las zapatillas cuando corres hasta la ventana para respirar un poco de realidad. Llevas demasiado tiempo perdido entre los sueños de las sábanas, entre el azúcar que pusiste aquella noche bajo la almohada. Sonríes. Vuelves a tumbarte en la cama y suspiras con los ojos cerrados, sin apenas darte cuenta. 
Y así es como volví a verte ahí, a lo lejos. Disimulabas, haciendo ver que no me habías visto, jugabas con tus manos, que buscaban las mías. 


- Hola, hacía sueños que no te veía.



+ ¿Cómo estás? Sí, y ya empezaba a echar de menos eso de dormirme pensando en ti.



- Yo también, aunque preferiría despertar contigo..



+ Ya, bueno.. Se nos vuelve a olvidar que fuera de este sueño, no somos realidad.



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