A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

domingo, 13 de octubre de 2013

Reflejo.

Llovía, pero no me había dado cuenta hasta que me dijiste: 'cuidado, no vayas a pisar los charcos'. Y fue entonces cuando vi nuestra imagen en aquel pequeño montón de agua que se escurría por entre las baldosas de la calle. 
Tú y yo, sonriendo, con los pelos empapados, cogidos de la mano. 
Hablabas de cosas que no entendía, por estar demasiado atenta mirándote los labios, sin pensar en las palabras que podían salir de ellos. Y tú, apenas reparabas en aquel detalle. Solo hablabas, y los semáforos marcaban nuestras pausas, robándole besos al tiempo, un tiempo tan mojado, que empapaba nuestras ropas poco a poco. Y no nos importaba. 
Y lo mejor de aquella tarde, fue pensar que las gotas de agua que caían por nuestras mejillas, no eran más que una lluvia fría, y que habíamos ahogado las lágrimas del ayer por un momento. Concentrados solamente, en amarnos. Improvisando.


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