Él me habla. A través de una puesta de sol, a través de una sonrisa, a través de aquel momento que se queda grabado en mi corazón para siempre. Él me cuida desde muy cerca, aunque no pueda verlo. Y a veces tengo vértigo, pero luego recuerdo que Él está conmigo y me siento más fuerte que nunca. Como un padre que mira a su hija con ojos de cristal, deseando que sea feliz, que tome decisiones que le hagan llegar hasta donde está llamada a llegar. Que le hagan vivir, que le hagan vibrar, que le hagan disfrutar de un camino lleno de interrogantes que deberá resolver.
Y ojalá nunca se sienta sola, y ojalá note su mano acariciar su espalda cada vez que no sepa hacia donde dirigir sus pasos. Ojalá sepa escuchar, y seguir aquel destino que Él marcó para ella; que él marcó para mi.
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