A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

viernes, 28 de marzo de 2014

Como se quiere por primera vez.

Tu voz, tus manos, tus calcetines desteñidos y el rojo de tus zapatos. 
Mis paseos por tu mirada, esas ganas de hacer tanto, de no perdernos nada. 
Echarte de menos cuando aún no te has ido, soñarte en las noches que no estás conmigo.
Crecer, volar, estallar, morir de amor observando tu sonrisa, y pensar que podría llegar a ser yo el motivo. 
Doblar la esquina y querer regresar a tu lado, y perdernos en un beso más largo de la cuenta, a propósito.
Gritar, bailar, cantar juntos. Demostrarle a la vida que tenemos toda nuestra ilusión en ella, y confiamos en que no va a fallarnos. 
Escalar, tantas rocas, y después perdernos en el mar, en el azul de aquella rosa, o del cielo de aquella primera vez, o de un color favorito. 
Y que nada nos importe, perder los relojes entre la noción del tiempo y tu sonrisa. Y no hables, que el silencio va a conjunto con los soñadores que hablan más con los ojos que con los labios. 
Pero sobre todo quiéreme, sí; como se quiere por primera vez.



lunes, 17 de marzo de 2014

Hate.

Odio las fotocopias de deberes en los que no hay márgenes para dibujar, odio las caras tristes que se refugian bajo paraguas gastados. Odio las cartas escritas y nunca enviadas, las palabras meditadas y nunca pronunciadas. Odio la envidia, los celos, los rencores, el orgullo. Odio las injusticias, el racismo, las preferencias inmerecidas, las amistades falsas, los corazones rotos.
Odio buscar la respuesta y saber que está en mi misma, saber cuál es, y hacer ver que no sé encontrarla. Odio el miedo. Odio las guerras, la violencia, las caras marcadas, los hombres llorando de tristeza. Odio que la gente diga que si llueve hace mal tiempo. 
Odio dormir con el teléfono en la mano buscando las señales de vida que le faltan a la mía.Odio la falta de confianza, los rumores, las cosas que se dan por sobreentendidas cuando no se entienden nada. Odio el rendirse antes de intentar, el valor que a veces se va por falta de éste mismo. Odio saber lo que pienso y no saber cómo decirlo. 
Odio esperar a que algo asome mi vida y no hacer más que ver cómo se aleja.Odio dos miradas que se evitan aún amándose, y la falta de coraje para declararse. Pero lo que más odio es odiar, pues solo creará más odio. 





Cantemos.

Y de pronto todo cambia, y aprendes a volar en sus ojos, a perderte en su mirada, y te das cuenta de que no necesitas nada más. De que todas esas mañanas de lunes tienen sentido a su lado, de que cada segundo que recorta el tiempo es una oportunidad para sonreír junto a él, y no quieres que sea de otro modo. 
Sí, llega el momento en el que te detienes y te asusta estar viviendo en un sueño perfecto, en una burbuja por estallar. Y cierras los ojos, y cruzas los dedos. Tu me enseñas que hay lluvias bonitas dentro de tus ojos, que hay tormentas de placer en nuestras tardes de carcajadas. Porque me haces ver el mundo de otro modo, porque si algo sale mal, cantemos. 



sábado, 1 de marzo de 2014

Con un par de sonrisas.

Y llega. Llega la noche en la que te encuentras en la cama con una sonrisa tonta, sin darte cuenta. Y empiezas a recordar cada momento del día a su lado, cada risa, cada mirada, cada palabra que te dejaba sin aliento. 
Recuerdas cómo vuelan las horas, cómo vives en un mundo paralelo, cómo olvidas todo aquello que no tenga que ver con su sonrisa. Y que se entere el mundo que de amor también se puede vivir, porque volamos por encima de todo aquello que intente derribarnos, porque tomas mi mano y sé que no voy a caer. Ven, vayamos a contracorriente, que los soñadores somos increíbles.