Mejor lo dejamos correr, enserio, a ver si escapa de una vez esto que siento. Y es que siento haberte hablado. Siento haber besado tus labios aquella fría noche de invierno cuando el mundo estaba a nuestros pies y el tiempo se paró unos instantes, solo por nosotros.
Siento haberte hecho reír, haberte matado a cosquillas bajo las sábanas de una cama donde hoy llueve sin parar y los cojines son esponja de un llanto que no cesa. Siento haber luchado por ti, haberme dejado la piel en cada gesto. Siento haberte abrazado tan fuerte, haberte mirado a los ojos y haber sonreído reflejada en ellos.
Siento tu corazón y el mío rompiéndose tantas veces a propósito, por el hecho de estar adictos a los besos de reconciliación. Siento besar tu frente cuando tenías miedo, agarrar tu mano en la oscuridad, oler tu pelo.
Siento tus fríos pies en los míos jugando a quererse un poco más, rompiéndose sin querer y sin saberlo. Siento que el sol se cansara de cubrir las lágrimas que hoy, caen de las nubes de mi vida.
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