A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

viernes, 22 de enero de 2021

Él.

Él me habla. A través de una puesta de sol, a través de una sonrisa, a través de aquel momento que se queda grabado en mi corazón para siempre. Él me cuida desde muy cerca, aunque no pueda verlo. Y a veces tengo vértigo, pero luego recuerdo que Él está conmigo y me siento más fuerte que nunca. Como un padre que mira a su hija con ojos de cristal, deseando que sea feliz, que tome decisiones que le hagan llegar hasta donde está llamada a llegar. Que le hagan vivir, que le hagan vibrar, que le hagan disfrutar de un camino lleno de interrogantes que deberá resolver. 

Y ojalá nunca se sienta sola, y ojalá note su mano acariciar su espalda cada vez que no sepa hacia donde dirigir sus pasos. Ojalá sepa escuchar, y seguir aquel destino que Él marcó para ella; que él marcó para mi. 






martes, 19 de enero de 2021

Entre garras.

Y aquí estoy de nuevo. Con unos años más en la mochila de la vida, con un abanico de alegrías y un puñado de tristezas que aun me acechan por las noches, cuando cierro los ojos, pero no a la realidad. Aquí estoy luchando contra mis propias caídas que en silencio se repiten, invisibles a aquellos que no pueden ver dentro de mi. Aquí estoy sangrando al intentar hacer feliz a todo aquel que me rodea sin pensar que tal vez yo también pudiera beber un poco de mi propia poción. Y así fue como me perdí, dejándome llevar por los pasos de un camino que juré no volver a pisar nunca, por la estela de una ola que años atrás había barrido por completo la orilla de mi alma. Pero ya no tenía fuerzas. 

Mi corazón se había vuelto tozudo con el tiempo, como aquellos viejos que fruncen el ceño un poco más, cada vez que soplan velas. Las cicatrices no le sentaron bien, y prefirió quedarse bien sentado, en los muros de una esperanza que cada vez veía más lejos. ¿Donde estás? Me repetía a mi misma una y otra vez, en sueños. Sé que sigues ahí, que puedes hacerlo, pero tus pasos no siguen a tu cabeza. La niña que soñaba con príncipes azules se acostumbró al lobo, y se niega a salir de sus garras, por miedo a rasgar su vestido. Las historias de princesas no son siempre felices, a veces no hay perdiz que las solvente. 

Y de pronto un rayo de luz se vislumbra en el horizonte de una realidad olvidada. ¡Hay salida! dice. Y te tiende la mano. Sus ojos verdes te recuerdan a un mañana mejor, a un cielo sin tantas nubes grises. Sus abrazos te hacen soñar sin necesidad de cerrar los ojos, sus palabras ablandan un poquito la tozudez del corazón. "No te vayas", le suplicas con los ojos. Y él te mira y te recuerda a la historia de amor más bella que jamás habrías pensado. Pero espera, ten cuidado... porque sigues entre garras.




viernes, 15 de enero de 2021

Noventa días sin ti.

La vida son momentos, son locuras, son latidos acelerados del corazón. La vida fuimos tu y yo aquellos días, donde el amor nos atrapó cual maleficio, transformando nuestros minutos en la bendición más grande. Y cuando nos dimos cuenta de que aquello que crecía con nosotros era grande, no pudimos ni quisimos detenerlo, y le dimos al botón de acelerar. Sumar aventuras, sumar risas, carcajadas, reservas de viajes en booking, vistas impresionantes, montañas muy altas, pantanos de ensueño, largas caminatas bajo el sol, puentes colgantes, restaurantes, conversaciones profundas, juegos absurdos, noches eternas que se grababan a fuego lento en nuestro corazón.