Estábamos lejos, en alguna de aquellas miradas que aún me dejan sin aliento. De aquellas que dicen tanto en instantes de silencio, que aceleran el corazón y te llevan a lugares que pertenecen a otra realidad. La música sonaba de fondo, mis manos apretaban fuertemente las tuyas, tus ojos en los míos, hablaban sin palabras.
Y es que desconozco la razón por la que nos encontrábamos frente a frente, por la que todo lo que habíamos hecho en nuestras vidas nos había llevado a aquel momento. Y sentía que aquel presente era todo lo que había estado esperando, todo aquello que algún día pareció que no iba a llegar nunca. Alguien me dijo que el presente es un regalo, y es por eso que se llama así.
Se encontraba frente a mí. Un suspiro, pues a veces hay tanto sentimiento que escapa como puede, para no morir de amor. Dime por qué me siento así, por qué a tu lado pierdo la noción del tiempo, por qué pienso en ti y puedo pasarme horas soñando a tu lado. Y es que tal vez me esté volviendo loca, pero es todo demasiado bonito y quiero aprovecharlo. Déjame explorar cada amanecer contigo, cada gota de lluvia, cada puesta de sol. Déjame dormirme en tu hombro sin querer, hacerte cosquillas, fruncir el ceño, hacerte mil y una sorpresas. Sí, deja que te acompañe en cada uno de tus sueños, compartámoslos, y no olvides que sé que siempre luchas por ellos.
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