A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

martes, 1 de julio de 2014

Presente.

Estábamos lejos, en alguna de aquellas miradas que aún me dejan sin aliento. De aquellas que dicen tanto en instantes de silencio, que aceleran el corazón y te llevan a lugares que pertenecen a otra realidad. La música sonaba de fondo, mis manos apretaban fuertemente las tuyas, tus ojos en los míos, hablaban sin palabras. 
Y es que desconozco la razón por la que nos encontrábamos frente a frente, por la que todo lo que habíamos hecho en nuestras vidas nos había llevado a aquel momento. Y sentía que aquel presente era todo lo que había estado esperando, todo aquello que algún día pareció que no iba a llegar nunca. Alguien me dijo que el presente es un regalo, y es por eso que se llama así. 
Se encontraba frente a mí. Un suspiro, pues a veces hay tanto sentimiento que escapa como puede, para no morir de amor. Dime por qué me siento así, por qué a tu lado pierdo la noción del tiempo, por qué pienso en ti y puedo pasarme horas soñando a tu lado. Y es que tal vez me esté volviendo loca, pero es todo demasiado bonito y quiero aprovecharlo. Déjame explorar cada amanecer contigo, cada gota de lluvia, cada puesta de sol. Déjame dormirme en tu hombro sin querer, hacerte cosquillas, fruncir el ceño, hacerte mil y una sorpresas. Sí, deja que te acompañe en cada uno de tus sueños, compartámoslos, y no olvides que sé que siempre luchas por ellos.


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