A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

martes, 21 de enero de 2014

Mejor lo dejamos correr, a ver si escapa.

Mejor lo dejamos correr, enserio, a ver si escapa de una vez esto que siento. Y es que siento haberte hablado. Siento haber besado tus labios aquella fría noche de invierno cuando el mundo estaba a nuestros pies y el tiempo se paró unos instantes, solo por nosotros. 
Siento haberte hecho reír, haberte matado a cosquillas bajo las sábanas de una cama donde hoy llueve sin parar y los cojines son esponja de un llanto que no cesa. Siento haber luchado por ti, haberme dejado la piel en cada gesto. Siento haberte abrazado tan fuerte, haberte mirado a los ojos y haber sonreído reflejada en ellos. 
Siento tu corazón y el mío rompiéndose tantas veces a propósito, por el hecho de estar adictos a los besos de reconciliación. Siento besar tu frente cuando tenías miedo, agarrar tu mano en la oscuridad, oler tu pelo. 
Siento tus fríos pies en los míos jugando a quererse un poco más, rompiéndose sin querer y sin saberlo. Siento que el sol se cansara de cubrir las lágrimas que hoy, caen de las nubes de mi vida.


viernes, 17 de enero de 2014

Apenas llega y ya se ha ido.

Cerrar, abrir los ojos. Sí, como una brisa de verano con sabor a sal que apenas llega y ya se ha ido. Como un sueño del que no quieres despertar y apretas los párpados cada vez más fuerte hasta que se abren solos y ves la cruda realidad. 
Era verano, el sol reinaba en lo alto de las playas, de las sonrisas de las gentes que, felices, soñaban más que vivían en aquel paraíso tan real. La vida era el deseo de vivir cada momento intensamente, sin pausa, sin prisa. 
Hundiendo los pies en la arena, y nuestras pieles morenas quemaban al sol, dibujando en el aire las palabras que se clavaban en nuestros corazones, en aquellos días, perfectos, soñados.