Feliz. Él era la razón. Había vuelto, y era él, aquel chico del que me enamoré, su sonrisa, su mirar, su ilusión por hacerme feliz.
Aquellas dulces palabras de amor hoy sonaban de nuevo para mi, y sus labios me besaban con fuerza, sellando un amor infinito.
Un hechizo del pasado recaía sobre nuestros corazones, haciendo de cada latido una nueva oportunidad para amarnos cada vez más.
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