A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

lunes, 4 de febrero de 2013

Perfecto

Era verano. Descubríamos nuestros rostros de frente, mientras una brisa alborotaba los cabellos que flotaban en el aire. 
Nuestras manos entrelazadas sonreían un amor puro y sincero. Pies, que juegan en la arena, hundidos, pisando el momento tan bonito que imposible es definirlo. El sol bañaba nuestras pieles morenas, tostadas del verano, y la buena vida.
El brillo de sus ojos penetraba en los míos gritando el sentimiento que brotaba de su sana mirada, y yo, que apenas podía hablar, sentía enrojecer mi rostro entre vergüenzas. 
De pronto, sus brazos me hicieron prisionera de su cuerpo, inundando en su fragancia mis sentidos, y provocando que mis ojos se cerraran para sentir más intensamente el aroma de aquel momento, que en una palabra sencilla, podría describirse como perfecto. 


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