A contracorriente

Comerme el mundo, saltar por encima de los muros del orgullo, romper las distancias, coger fuerzas de la nada, rasgarme la piel de tanto sonreír, caerme mil veces y levantarme dos mil, equivocarme y aprender, ir en contra de la gravedad, besar con los ojos, pisar con las manos, hablar en silencio, soñar con los ojos abiertos, gritar de alegría, llorar de felicidad, regalar abrazos, cambiar el mundo.

miércoles, 6 de mayo de 2015

Sucumbí.

Dentro de ellos me perdí, una vez,
y al despegar apenas supe,
que más tarde no querría volver,
que fuiste tú "lo que nunca tuve".

Y por aquel entonces yo,
estaba tan lejos de mí,
que perdida no supe encontrarme,
que por dejarte ir así,
ya ni el mejor veneno podía salvarme.

Y un fuego helado me cegó la visión,
como en aquel lugar de la mancha,
moría a latidos mi corazón,
moría, llenándose así de escarcha.

No sé, tal vez es verdad el dicho que,
que solo sé que no sé nada,
que por tu hiel estoy atada,
y entre tus nudos fallecí.

No me opuse a los cabos,
y es que el amor nos hace esclavos,
y qué mas dá si nos cegamos,
y qué más da si en el jardín,
no hallé más flor que un tallo amargo,
y que más da, si sin embargo,
a su amor, yo sucumbí.